lunes, 26 de agosto de 2013

soñé con alguien que
me acariciaba el pelo muy despacio
y me hablaba muy bajito
y
estábamos en la esquina de un café
y el humo nos inundaba
y abría en canal nuestra mente
y el ruido 
y
me acariciaba el pelo muy despacio
y me hablaba muy bajito


viernes, 23 de agosto de 2013

Último verano en casa. El añil y el ocre se mezclan. La ventana abierta de par en par y los sonidos hacen juego con mi piel-jardín.
Último verano en casa. Ya puedo notar a flor de piel todas mis lagunas y expandirlas hacia la luna.
La carretera. En vertical. Sonrisa y un poco de sol en un bote con todas mis expectativas.
Último verano en casa y aún no había participado en ninguna de mis estaciones.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Nunca has existido.
Te riego me riego en el umbral de las flores.
La vida. La ventana. Mi cabeza suspendida y los frutos de los árboles en mi piel.
Nunca has existido.
La miel. A cucharadas.
Me seco te secas como una raíz demasiado extirpada.
Nunca has existido.
Nos pudrimos. 
Existimos. 

domingo, 18 de agosto de 2013

Tirada en la cama
soy una pieza de mármol
indestructible
música en francés
que no entendemos
somos la enfermedad
el contagio
de aquello que no se dice
con palabras
música en francés
que no entendemos
mi pelo
cae hasta el suelo
nuestro contacto-contagio
de palabras
de música en francés
de trozos de mármol que
en realidad es hielo derretido

Se me ha caído una pestaña en los ojos. Como cuando hago sombras de luz en mi interior, intentando que el enfoque de mi vista haga sombra con cuerpos que aparecen y se desvanecen entre mi silueta y la luz.
No es una contradicción. Cuando agarro las nubes de puntillas y vosotros me agarráis los pies. Siempre acabáis volando sobre mis piernas, viendo la silueta de la ciudad bajo vuestra resbaladiza retina. Ése mundo. Aquel. Tan cerca que casi lo puedo escupir, o esculpir en mi memoria. Quiero hacer café y trenzas, trepar por vosotros hasta el cielo vestida de chica desnuda. El mundo en su órbita y sus ojos reflejados en el televisor apagado. Recuerdo aquella triste canción, nuestros brazos cansados de intentar encajar como piezas de un puzle defectuoso en una mesa de operaciones. Quiero irme y olvidar. Quiero irme y echar de menos. Quiero que desaparezcáis para no olvidarme nunca de vosotros.
Se me ha caído una pestaña en los ojos. Fuerzo mi vista y me reflejo en la ventana, fundiéndome con el paisaje, como siempre que fotografío mi interior.

sábado, 17 de agosto de 2013

Ruido

Mis manos son ruido. Mi pelo.
Mis ojos.

Al cerrarlos el mundo se convierte en un parpadeo.

Las luces se morían y las nubes rosadas explotaban en mi iris.
Le miraba fijamente y recortaba su mirada por la línea de puntos.

Sus manos son ruido. Su pelo.
Sus ojos.