viernes, 31 de agosto de 2012
miércoles, 29 de agosto de 2012
Me acerqué al borde de mis pensamientos. Era un acantilado muy muy alto desde el que se podía ver a lo lejos, cruzando el mar, la silueta difusa de la realidad.
Me encogí en mi misma me abracé todos mis ángulos imposibles y desdibujé la realidad.
Pero la realidad aún no se había dibujado ni creado más allá de mi imaginación.
En momentos difusos la inspiración se iba y yo lloraba retorciéndome de ideas, escupiendo cada una de las palabras no pronunciadas, hasta llegar a un punto inexacto en el que mis frases se suicidaban colgándose de mi imaginación.
Llegó el amanecer y con él la claridad inventada de este incierto planeta. Distorsioné todas las emociones las vendí a cambio de realidad.
Me acerqué al borde de mis pensamientos. Era un acantilado muy muy alto desde el que se podía ver a lo lejos, cruzando el mar, la silueta difusa de la realidad.
Me encogí en mi misma me abracé todos mis ángulos imposibles y desdibujé la realidad.
Pero la realidad aún no se había dibujado ni creado más allá de mi imaginación.
En momentos difusos la inspiración se iba y yo lloraba retorciéndome de ideas, escupiendo cada una de las palabras no pronunciadas, hasta llegar a un punto inexacto en el que mis frases se suicidaban colgándose de mi imaginación.
Llegó el amanecer y con él la claridad inventada de este incierto planeta. Distorsioné todas las emociones las vendí a cambio de realidad.
Me acerqué al borde de mis pensamientos. Era un acantilado muy muy alto desde el que se podía ver a lo lejos, cruzando el mar, la silueta difusa de la realidad.
viernes, 17 de agosto de 2012
miércoles, 15 de agosto de 2012
domingo, 12 de agosto de 2012
martes, 7 de agosto de 2012
Aún recuerdo como miró al horizonte azul. Mientras se quemaba y se iba desgastando y su pupila enloquecida lo seguía y sonreía, todo parecía un sueño.
Decían que era como una persona de seda, que su pelo lacio lacio, tan claro y largo que se suspendía en los átomos de todo objeto que lo tocara.
Y así era. Su jardín interior estaba tan tan bien cuidado. Todo era fuentes y arboles bien podados.
Sus pies eran césped. Florecía de todo en sus pulmones.
Y yo era desorden y maleza. Mi jardín interior eran ramas que terminaban en zarzas y rosas contagiando su color a hojas de sauce que se mezclaban con fuentes averiadas y oxidadas y un montón de grillos desentonados intentaban una y otra vez una melodía mientras el grillo más viejo dirigía la imposible orquesta una y otra vez.
Y los colores de aquel jardín. Tan bien alineados. Y mi jardín era tan tan feo. Tan oscuro y vívido.
Entonces me volví hacia ella, y de sus ojos suspendía una lágrima verde pastel. Y entonces lo entendí todo.
sábado, 4 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
¿Cómo eres tan frágil? Ni una mirada puede tocarte.
Ni un suspiro que roza cinco milímetros tu piel puede aguantarse.
Bostezas tristeza, y toda la habitación se llena de colores olvidados.
Y abres la ventana y se escapan, uno por uno, al ritmo de tus parpadeos.
Y los ves alejarse entre las nubes.
Nos perdimos en el recuerdo más absurdo.
Nos perdimos dónde ya no se vuelve.
Oh mira, colores lamiéndome los ojos.
Inyéctame el azul celeste.
Desconóceme como solo tú sabes.
Ni un suspiro que roza cinco milímetros tu piel puede aguantarse.
Bostezas tristeza, y toda la habitación se llena de colores olvidados.
Y abres la ventana y se escapan, uno por uno, al ritmo de tus parpadeos.
Y los ves alejarse entre las nubes.
Nos perdimos en el recuerdo más absurdo.
Nos perdimos dónde ya no se vuelve.
Oh mira, colores lamiéndome los ojos.
Inyéctame el azul celeste.
Desconóceme como solo tú sabes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)