sábado, 24 de noviembre de 2012

Viví en la cuidad eléctrica durante cinco meses.
No sé si me he olvidado o nunca existió.
Solo sé que me retorcían los nervios. Bebía de mí el musgo.

y las nubes se estiraban en mis ojos.

Llovía en la ciudad eléctrica. Todo echaba chispas.
Mi dolor de cabeza se expandía en un extenso violeta manchando el suelo.
La cuidad eléctrica al fin moría.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Se reflejó en la taza de café
mientras la opacidad de los sueños 
se filtraba por las grietas de su cuarto. 
La habitación hexagonal 
filtraba la luz de las farolas
con persianas que eran
pestañas de ojos del cielo.
Metamorfosis de los pensamientos
que se diluían con el café.
A punto de cruzar la carretera de la tristeza.
Las autopistas rojas recorren tu cuerpo. Rápido.
Me quedaré en la sombra.
Quiero amanecer en el fondo de tu pupila.
Edificios que se reflejan en el iris de la cordura.
Más café, cariño.
Calcetines de lana y un millón de estrellas en el pelo.
Mis ojos tienen balcones que dan a París. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Iniciemos el vuelo. El incendio.

Pareces la palabra silencio.
Cuando te escondes tras mis miradas.
En la penumbra.
Mis emociones retroceden.


jueves, 1 de noviembre de 2012

Vértices en el cielo que parpadean.
Azul.
Vértigo en líneas perpendiculares al cielo.

Vacío el vaso de tu mirada
y lo bebo pensando en fumarme tus contradicciones.

Rizos de locura(alisados)
Conceptos muertos en tu mente
que salen por tu boca.

La hoja de tu cuchillo cortando el doble fondo del cielo.
Y a las tres de la madrugada, qué vicio la locura de no pensar en nada.

Voy a hacerme una trenza con todas las palabras que no existen.
(Te dejo un cacho de realidad para desayunar.)

Mi piel soportando el aire.


Amanecía en el bus, las luces semiapagadas morían, todos los sueños se enredaban en mi pelo.
Falta de café. Nubes que jugaban con la espesura del cielo. Un libro en las rodillas.

Toda lógica contra mí. Nubes retorcidas.
Déjame ir, quiero marcharme, ya estoy perdida.
Soy los granos sueltos de azúcar en el plato del café.
La contradicción de la realidad pintándose la uñas.

Me gusta cuando tus manos se despliegan como edificios
y tocan mechones del cielo.