sábado, 24 de noviembre de 2012

Viví en la cuidad eléctrica durante cinco meses.
No sé si me he olvidado o nunca existió.
Solo sé que me retorcían los nervios. Bebía de mí el musgo.

y las nubes se estiraban en mis ojos.

Llovía en la ciudad eléctrica. Todo echaba chispas.
Mi dolor de cabeza se expandía en un extenso violeta manchando el suelo.
La cuidad eléctrica al fin moría.

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