domingo, 26 de enero de 2014

Anoche pasé al lado de una cafetería
y observé
la zona dorada del borde de las mesas
y las sonrisas
y me adentré
de retina para adentro
en el interior de aquel precioso
jardín de personas

y mientras me desvanezco en las aceras
no soy más que un fantasma
de labios rojos pintados en el reflejo
de ventanillas polvorientas de coches aparcados

y todos riegan esos jardines
de personas
y se construyen
mediante leyes de arquitectura emocional
su propio museo mental
muy dentro
ahí
donde se esconden
mis ojos

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