He conseguido centrarme en la imagen de la ventana roja sobre fondo blanco en la que te reflejabas, así, con ese hieratismo tan característico de tu interior invadiendo el marco real que nos acompañaba bajo el paseo a la luz de las farolas estropeadas.
He conseguido comprender cada característica de las flores postradas en el cristal translúcido de todas las miradas. Me he hecho al despertar una trenza y varios cafés. Desde la ventana pude observar las sombras titubeantes de los árboles.
Y he sentido cada lazo deshaciéndose en mi interior
tan despacio (tan sutil)
que aún puedo notar como toda la magia se desvestía de cabeza a los pies.
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