Sigo tu sombra por la llanura resplandeciente en la que se
refleja el Sol.
Lágrimas cálidas de cristal cayeron al suelo y se rompieron.
Yo iba descalza.
La imaginación se deshace en mis manos.
La ciudad corre. Tu sombra corre.
Miles de tonalidades de blanco y negro discuten entre ellas y se forma tu imagen.
Mi mente choca con lo imposible.
Lo imposible muere porque existe. Lo imposible no existe porque murió.
Soy un recuerdo que nunca sucedió.
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