miércoles, 25 de enero de 2012

Tras la cortina del cielo, tus pestañas doradas consumen el Sol.
Tu rosado pelo nace de la suavidad de los pétalos.
Tras murmullos y suspiros el aire tiembla en el techo de su casa; que es el cielo.
Amaneceres que intentan una y otra vez amanecer. Y son eso todos tus días, intentos fallidos de amaneceres muertos.
Termina el día y el cielo cambia de color, se alumbra, cada una de sus estrellas es un intento de deslumbrar.
Con tus largas melenas rosas recorres las calles más iluminadas esperando a que todo se convierta en polvo, en polvo azul que te cubrirá entera.

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